Estamos ya habituados a vivir
conectados permanentemente, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. En
nuestro día a día realmente no somos conscientes del poder que de verdad posee
la Red. Podemos ver en las noticias, como miles de personas salen a la calle,
en un intento por mejorar la situación en sus determinados países y,
dependiendo de nuestra empatía, nos puede afectar más o menos; pero esto cambia
cuando la noticia se transmite a través de Internet, en este momento, cuando
accedes al perfil de Facebook o Twitter y ves a una joven mirando fijamente a
la cámara, en medio de un campo de batalla, pidiéndote que compartas el vídeo con tus contactos, amigo, en ese momento todo cambia.
Todo cambia porque ya no puedes
ignorar el vídeo, no es como en las noticias en las cuales el 80% del tiempo se
dedica a catástrofes que están sucediendo en alguna parte y, el 20% restante a
los deportes; aquí el mensaje es directo, la chica del vídeo te esta hablando a
ti, en primera persona, te esta pidiendo tu ayuda.
En esto se ha basado el vídeo I am an Ukrainian
, que pulveriza marcas en YouTube y en cuestión de días, la red consiguió que
fuera visto por más de 7 millones de usuarios.
Yo no voy a daros una explicación
del vídeo, ya que una imagen vale más que mil palabras, lo que si que puedo
deciros, es que, el vídeo ha sido obra del productor Ben Moses, que se encuentra detrás del
documental A Whisper to a Roar.
Realmente no se sabe a ciencia cierta como ha producido el vídeo y si se ha
desplazado hasta Kiev, o por el contrario ha aprovechado la grabación de alguna
de las escenas en la capital.
Lo que me interesa, es el poder
de comunicación y el alcance de la Red, ya que gracias a la viralidad del vídeo la presión mediática y social ha conseguido salir victoriosa frente a las autoridades del país. Por tanto, podemos hablar en este caso de un ciberataque al gobierno de Ucrania, pero
no penséis en lo que comúnmente denominamos ciberataque, pues en este caso el objetivo no es una máquina o sistema, el objetivo es la persona, es decir, el ser humano que se encuentra detrás de cada una de las visitas del vídeo en Youtube. Las consecuencias de un ataque de estas características como la desestabilización del país, el aumento de la presión mediática, pueden acabar, en ultima instancia, como hemos comprobado, en el derrocamiento del un gobierno.
El impacto del vídeo ha sido tal, que la CNN ha intentado por todos los medios entrevistar a la valiente joven y
tirando del hilo dar con la productora y los responsables de la secuencia, que
se negaron a facilitar datos de la joven para preservar su seguridad. No queda
clara la autoría original del vídeo, si realmente se trata de un acto
espontáneo materializado por el conocido productor, o si al contrario, como
sugieren algunos de los que han comentado en YouTube, se trata de una maniobra
orquestada por la oposición con el apoyo claro de la Unión Europea.
En cualquier caso, I am an Ukrainian abre una nueva forma de ataque a los países, ya que convierte los vídeos virales en elementos altamente desestabilizadores y
que terminan por derribar gobiernos. No penseís que el uso de esta ciberartilleria es un caso aislado, puesto que en Venezuela ya cuentan con un vídeo casero denunciando
la indiferencia internacional con lo que sucede en el país roza, que roza los 3
millones de visitas en su versión en inglés. No es tan impactate como el video ucraniano, pero logra su objetivo: "He grabado este vídeo para informar al
mundo de lo que sucede en Venezuela", explica su autora.
Estamos ante una nueva forma de comunicación y de expresión, pero que usada de forma maliciosa y debido a su gran poder, puede tener unas consecuencias muy graves.