DERECHO DE LA RED: 2013

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¿Cual es el precio de suplantar una identidad en una Red Social?


Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. 

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. 

Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. 

El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un "ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen" reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de "usurpación de identidad" tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red, en cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso.

Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. 

Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. 

No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. 

Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una porabrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. 

Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas.

El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”.

Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación





Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

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Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook?,Noticias Jurídicas | Abogados - Bufetes - Sentencias | Jurídico | Expansión.com
Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook?,Noticias Jurídicas | Abogados - Bufetes - Sentencias | Jurídico | Expansión.com
Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook?,Noticias Jurídicas | Abogados - Bufetes - Sentencias | Jurídico | Expansión.com
Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook?,Noticias Jurídicas | Abogados - Bufetes - Sentencias | Jurídico | Expansión.com
Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook?,Noticias Jurídicas | Abogados - Bufetes - Sentencias | Jurídico | Expansión.com
Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook?,Noticias Jurídicas | Abogados - Bufetes - Sentencias | Jurídico | Expansión.com
Estar o no estar en una red social puede ser una decisión personal, profesional o incluso empresarial. Sin embargo, la facilidad que ofrecen las redes para dar este paso y para crear perfiles hace que incluso quien no quiera formar parte de ellas se encuentre allí sin saberlo. ¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook? Así sucede en los casos de suplantación de identidad que proliferan en entornos como Facebook o Twitter. Especialmente esta última ha vivido casos muy sonados en los que famosos, políticos, instituciones o empresas han sufrido las consecuencias de las actuaciones de terceros, que crean perfiles falsos aprovechando el anonimato tras el que se esconden en la famosa plataforma online de microblogging. Según explica el abogado y experto en derecho de las nuevas tecnologías Alejandro Touriño, del despacho Ecija, registrar un perfil ficticio sin emplear datos o la fotografía de alguien en concreto no tiene repercusión desde el punto de vista jurídico, más allá del incumplimiento de los términos de uso de la red social y la posible eliminación del perfil por los administradores de la página. El tema cambia si el perfil creado utiliza la fotografía o los datos de alguien, en cuyo caso se estaría produciendo, de entrada, un ilícito civil por vulneración del derecho a la propia imagen reconocido expresamente en el artículo 18 de la Constitución. Además, también podría ser un delito de usurpación de identidad tipificado en el artículo 401 del Código Penal, castigado con pena de prisión de seis meses a tres años, por hacerse pasar por otro individuo sin su consentimiento o usurpar la identidad de una persona. Responsabilidad de la red En cuanto a la responsabilidad que de todo ello pueda atribuirse a la red social en la que se haya producido la suplantación, según los artículos 13 y siguientes de la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información, los prestadores de servicios de intermediación no son, en principio, responsables por los contenidos ajenos que transmiten, alojan o a los que facilitan acceso. Tan sólo responden si toman participación activa en estos casos o si, conociendo la ilegalidad de una determinada actuación, no actúan con rapidez para retirarlo o impedir el acceso al contenido. Alejandro Touriño señala que al despacho llegan muchos casos de este tipo, principalmente relacionados con directivos de grandes empresas. No es raro que los altos ejecutivos de las compañías sean boicoteados en las redes. Así le sucedió, por ejemplo, a Tony Hayward, ex consejero delegado de la petrolera BP que, en 2010, durante la crisis por el grave desastre medioambiental del vertido que se produjo en el Golfo de México, fue víctima de un suplantador que puso en su boca, mediante un tuit, la siguiente frase: “Las playas de arena negra están muy de moda en algunos lugares”. Este tipo de bromas pueden salir muy caras a las empresas. Falsos tuits puestos en boca de personas relevantes como políticos o empresarios hacen tambalear los mercados de todo el mundo con graves consecuencias. No en vano, el informe sobre riesgos globales 2013 elaborado por expertos de Marsh & McLennan, la Universidad de Oxford y Wharton, entre otras entidades, ya destacaba estos supuestos como peligros a tener en cuenta en la economía global. Cómo actuar Una vez producido un caso de suplantación, si lo que se pretende es la mera eliminación del perfil, la interposición de acciones legales es poco efectiva, ya que puede tardarse años en obtener una sentencia estimatoria y minutos en generar un nuevo perfil infractor. Éste fue el caso, por ejemplo, de la escritora Lucía Etxebarría, que tardó más de dos años en lograr eliminar un perfil que suplantaba su identidad en Twitter. Por ello, según Alejandro Touriño, lo más oportuno es acudir a las vías de reporte de infracción que las propias redes sociales ponen a disposición de los usuarios, ya que lo habitual es que actúen de forma implacable ante este tipo de situaciones. Pese a ser éste el camino más rápido y sencillo para la eliminación inmediata de un perfil, los daños causados pueden ser objeto de indemnización si se llega a juicio. Ya ha habido diversas sentencias al respecto, como en el caso de dos jóvenes que fueron condenadas en 2011 a pagar 12.400 euros de indemnización y 200 euros de multa cada una por abrir un perfil falso en la red Tuenti a nombre de otra chica con el único objetivo de ridiculizarla. Las adolescentes condenadas por la Audiencia Provincial de Segovia llegaron a subir una foto real de su víctima, indicando sus datos personales y su centro de estudios. Este tipo de situaciones en las que los afectados son particulares resultan recurrentes y no sólo entre adolescentes, donde se repite con frecuencia. Hace dos años, la Agencia Española de Protección de Datos impuso la primera multa, por importe de 2.000 euros, a una mujer por haber creado un perfil en la red social Badoo con datos personales de otra, incluyendo su móvil. Este hecho y el tipo de perfil –con reclamos de tipo sexual–, hizo que recibiera múltiples llamadas de solicitud de contacto sexual, lo que le obligó a presentar una denuncia ante la Guardia Civil para que el perfil fuera dado de baja. Los riesgos de fraude en Internet no frenan la presencia de las empresas El uso de redes sociales ya no se limita a las relaciones interpersonales; ahora es una plataforma fundamental para las empresas, que pueden emplearlas como medio para generar opiniones afines a sus objetivos. Eso sí, ante el riesgo de que se convierta en un arma de doble filo, la estrategia a seguir debe ser clara. Según Adolfo Corujo, socio y director senior de Llorente & Cuenca, “las empresas y los directivos tienen que dar ejemplo a la hora de identificarse en las redes sociales con perfiles claros y no ambiguos, diferenciando los usos oficiales de los personales”. Riesgos propios de estos entornos como la suplantación de identidad, lejos de hacer temer la presencia en las redes, debería producir el efecto contrario. “Cuando los profesionales desarrollan su propia identidad digital, minimizan las opciones de que alguien se aproveche con mala intención de su ausencia o de su silencio”, apunta Corujo. Nuevas armas 1. La inmediatez de los entornos digitales hace que la actuación de la Justicia, con sus propios tiempos, no impida atajar el problema antes de que se produzca un daño mayor. Por ello, los expertos recomiendan dirigirse, lo primero, a la red social en cuestión. 2. Como más vale prevenir que curar, plataformas como Twitter cuentan con perfiles verificados, cuentas que, de forma fehaciente, se sabe que pertenecen a quien indican. Esta opción sólo es posible para personas conocidas. 3. La suplantación de identidad de personas con relevancia pública, poniendo en su boca declaraciones falsas, ha generado crisis a nivel global, llegando a hacer tambalear los mercados de todo el mundo. 4. Pese a que compañías y directivos han sufrido suplantaciones, el ámbito empresarial apuesta, cada vez más, por su presencia en redes sociales como parte de su estrategia de comunicación.

¿Cuánto cuesta suplantar a un famoso en Twitter o Facebook?,Noticias Jurídicas | Abogados - Bufetes - Sentencias | Jurídico | Expansión.com

Pon una tirita a tu privacidad.



Hace unos días, cuando Miss Adolescente USA 2013, volvió a su apartamento, encontró un correo en su bandeja el cual estaba lleno de imágenes de ella desnuda. En ese momento se fijó en el ordenador, un Macbook el cual siempre estaba abierto sobre su mesa, y rápidamente se dio cuenta de que alguien había estado espiándola por la webcam de forma remota.
El "hacker" la pedía que posase ante la webcam desnuda o bien vídeos de ella en actitudes eróticas bajo la amenaza de difundir sus fotos en la red. Cassidy Wolf, lejos de caer en la sextorsión (como se conoce a este fenómeno), denunció a la policía este suceso y rápidamente llego a manos del FBI
Jared James Abrahams, compañero de instituto de la víctima, fue identificado como el "hacker" tras un minucioso seguimiento por parte del FBI. Cuando irrumpieron en su vivienda, encontraron varios ordenadores con aplicaciones para hackear de forma remota asi como numerosas fotografías de la joven.
Este caso, podría haber sido uno de los miles que se dan al día, sino fuese porque se descubrió una vulnerabilidad que afecta a una parte de los portatiles de Apple.
Según lo declarado por Marcus Thomas, exempleado del FBI,  la agencia accede con habitualidad a las webcams de los investigados. Lo mas relevante de esto es que las grabaciones pueden sucederse durante semanas sin que el vigilado se de cuenta de ello; ademas, puede que jamás llegue a saberlo, ya que solo se le informaría en caso de efectuar cargos contra el y cuando la grabación se use como una prueba.
Unido a esto, el espionaje masivo de la NSA y el auge de los ataques provenientes de China y el este de Europa, tal vez sería buena idea que los fabricantes incorporen un interruptor físico para el uso de la cámara, aunque resulte una solución engorrosa. Probablemente sea una buena idea añadir también el micrófono, que es mucho más vulnerable y accesible -no hay indicador LED- en la mayoría de los ordenadores.

De momento, podemos recurrir a una medida tecnológicamente muy avanzada para tapar de forma física la cámara, mientras esta no se use. La colocación de un esparadrapo, tirita, cinta aislante o similares; si, esta medida tan antediuliviana es, de momento, la mas segura ya que "no hay hacker que pueda con el esparadrapo" como apunta Andy O´Donnell de About.com.

¿Puede un retuit constituir un delito?


En España, el retuit se persigue en aquellos casos en los que se reenvíe un mensaje con contenido de pornografía infantil. Según el Código Penal, quien “facilita” la difusión ya está cometiendo un delito, y eso incluye a Twitter. Uno de los casos más recientes se produjo en abril de este mismo año, en la ciudad andaluza de Cádiz, cuando la policía detuvo a tres menores por colgar en esta red social un vídeo de carácter sexual protagonizado, también, por menores.
La cuenta oficial de la Policía Nacional (@policía) recibió varias denuncias de usuarios que vieron el vídeo, que incluso llegó a ser Trending Topic. Los tres menores fueron detenidos, uno por grabarlo y distribuirlo y los otros dos unicamente por difundir el video.
Perseguir al creador, no al difundidor
¿Y en los demás casos? Según Carlos Sánchez Almeida, abogado especialista en delitos informáticos, perseguir el reenvio de mensajes en Twitter sólo está claro en la pornografía infantil porque el Código Penal habla, específicamente, de “facilitar” la difusión. Esta palabra no aparece en asuntos como el enaltecimiento del terrorismo, por ejemplo.  “A mi juicio, los artículos 578 y 579 del Código Penal no permiten perseguir un retuit, sino únicamente el tuit directo”, apunta el abogado.

En el caso de las injurias y las calumnias, solo es responsable el que crea el mensaje, pero no el que lo copia y lo difunde. "Seria similar a lo que ocurre en el medio de comunicación. Ya que no se le puede condenar por hacerse eco de las palabras de un tercero. El medio es el altavoz, pero no el responsable" explica.

Por tanto, tendremos que esperar a la nueva reforma del Código Penal  impulsada por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, para conocer las nuevas tipificaciones. Recuerda el señor Sánchez, que una de las propuestas del ministerio es penar la difusión de obras protegidas por la propiedad intelectual y, por tanto, condenar a quien redacte un tuit con un enlace a una web de descargas.
Otra de las reformas propuestas por Gallardón, es castigar la difusión en internet de vídeos íntimos sin permiso del sujeto y aquí también se incluiría el famoso retuit, aunque la reforma todavía no está aprobada.
El anonimato no es una ventaja
En España, los delitos que se cometen en la calle también se persiguen en Twitter: amenazas de muerte, apología del terrorismo, estafa... Previa denuncia, la policía puede investigar el hecho, que puede acabar con una multa o penas de cárcel. El anonimato de la red no es una ventaja para el usuario, todos dejamos un rastro que los agentes pueden seguir para dar con el delincuente.
En 2012, la policía arrestó a 750 personas por  injurias, amenazas y delitos contra la intimidad en medios electrónicos, el triple que el año anterior, según los datos del balance realizado por la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT). Según este informe, se han disparado los delitos entre menores como el sexting (compartir fotos sexuales), grooming (chantaje sexual) y el cyberbulling.

Noticia vía El confidencial.

¿Dónde esta el límite?



Con la patente WO 2012173894 A3, Google ha registrado un sistema que basado en nuestras respuestas al correo electrónico, nuestras contestaciones en las redes sociales, lo que publicamos en los blogs y datos de esta misma índole generan respuestas automáticas personalizadas. Estas respuestas se presentan al usuario junto con el mensaje original y, en caso de que las hubiese, las respuestas de los otros; el usuario unicamente debe decidir si publica o no la respuesta deseada.

Ashish Bhatia, el ingeniero encargado de presentar la solicitud para la patente, argumenta que la herramienta es necesaria debido al aumento exponencial de mensajes circulan al día a través de las redes sociales. "Cada vez hay más personas conectadas, las listas de contacto son mayores y la cantidad de información también va en aumento; esto implica que un usuario puede perderse una actualización importante o de su interés". Además, el sistema ajusta el estilo de respuesta dependiendo del contexto y de la red social en la que se genere el contenido ya que existen grandes diferencias entre cómo se interactúa en Facebook y en Linkedin.

Pero esta herramienta, desde mi punto de vista, genera dos grandes problemas: la invasión de la intimidad de los usuarios por parte de Google y el distanciamiento entre los usuarios de este sistema, ya que las interacciones que se generasen dentro de la misma, ni siquiera habrían sido realizadas por la persona que las esta publicando.

En cuanto a la invasión de la intimidad, encontramos en el Código Penal de nuestro país, artículo 197 apartados 1,3 y 5, regulado como delito con pena de prisión de entre uno a cinco años, dependiendo del supuesto, todo aquello que Google pretende analizar para la generación de estas respuestas automáticas. Por tanto, Google solo podría acceder a nuestra intimidad si nosotros le diésemos nuestra autorización para ello, ¿Pero quién va a querer que toda su actividad sea meticulosamente analizada?.

Esta pregunta tiene fácil respuesta, se incluiría una cláusula en las "Condiciones y Términos", en base a la cual, Google se encontraría legitimado para vulnerar nuestra intimidad. Siendo realistas nadie, yo el primero, se detiene a leer las mismas cuando se registra en una red social, por lo que estaríamos aceptando, de una forma tácita, esta vulneración de nuestra intimidad; y muy posiblemente, llegado el momento, nos alegremos cuando nos sugiera respuestas a actualizaciones, sin saber que todo lo que estamos intercambiando por esa red social esta siendo analizado y que nuestra intimidad dentro de la misma se reduce a cero.













Producto nacional y seguro, asi es Woowos.

Cuando pronunciamos una palabra podemos rectificarla, y no siempre funciona. En cambio, cuando las escribimos quedan registradas y hace que la corrección sea imposible, imaginaos si ademas de escribirlas se las enviamos a otra persona, a partir de ese momento, podrá hacer con ellas lo que quiera.  La privacidad en internet no existe. 

Hoy en dia, el reto es aun mayor ya que los servicios de mesajeria, Whatsapp a la cabeza, se han convertido en nuestro modo prioritario de comunicarnos. Esto conlleva, que nuestra privacidad pueda verse vulnerada a través de fotos, mensajes y vídeos sin que nosotros nos demos cuenta. Esta violación puede darse de dos formas distintas, la primera por la intervención de un tercero que intercepte los mensajes que estamos enviado o recibiendo en nuestro terminal, y la segunda, por la mala fe de la persona que recibe nuestros mensajes

Ignasi Casanova, uno de los coautores de Woowos, explica :“No somos conscientes de que todo lo que enviamos queda en manos de otras personas. No solo tú tienes que ser cuidadoso con lo que envías o publicas, sino que tienes que estar seguro de que el receptor lo es también”
  
¿Qué es Woowos?


Este nombre tan "peculiar" es el que le han adjudicado desde la compañia barcelonesa Ilizion, a una aplicacion que podriamos decir que es una mezcla de Whatsapp y Snapchat. Con ella, buscan resolver los problemas de privacidad que conllevan las aplicaciones de mensajeria, ya que es una app que permite destruir los mensajes.

Esta función la hereda de Snapchat (aplicacion por la que Facebook ha llegado a ofrecer 2.300 millones de euros), ya que esta aplicacion autodestruye los mensajes que se envian desde ella.

Por tanto, la novedad introducida por Woowos, es que  el usuario puede revisar el historial de mensajes y fotos enviadas a sus contactos y eliminar los que considere oportunos cuando quiera. “A todos nos ha pasado, que enviamos algo a alguien y luego no podemos hacerlo desaparecer de su móvil. Con esta aplicación sí que puedes hacerlo”.

Ignasi Casanova asegura que Woowos es un paso más, ya que por un lado es una aplicación de mensajería más completa, y por otra no destruye los mensajes por sistema, sino que el usuario decide cuáles y cuándo eliminarlos. Con una serie de personajes (un cartero, un espía, un ladrón y un preso) que sustituyen el célebre doble check puedes saber (Casanova recalca “puedes estar seguro”) si la otra persona ha llegado o no a leer tu mensaje antes de borrarlo.

¿Y qué hay del riesgo de que una captura de pantalla eche por tierra la destrucción del mensaje? “La versión de Android que hemos desarrollado impide esa posibilidad, y estamos trabajando para que la de iOS lo impida también”.

Conversaciones bajo contraseña

La otra función que permite Woowos es que dos usuarios acuerden una contraseña para cifrar su conversación, de forma que no esté expuesta (o al menos no tanto) a ojos ajenos. “Si alguien coge tu móvil, no puede leer esa conversación, a no ser que tenga la contraseña que habéis fijado previamente”.

Ignasi Casanova y su socia Idoia Mugarza tuvieron la idea de Woowos a partir de experiencias personales con las redes sociales: “A ella le preocupa enviar fotos de sus hijas a sus conocidos a través de Whatsapp, y yo recuerdo una experiencia en la que alguien entró en la cuenta de Facebook de un amigo. Pensé que qué más daba si protegía mi cuenta con una contraseña complicadísima si al entrar en la de él alguien podía leer todos los mensajes que yo le había enviado”.

Recuerdo que alguien entró en la cuenta de Facebook de un amigo. Pensé que qué más daba si protegía la mía con una contraseña complicadísima si al entrar en la de él alguien podría leer todos los mensajes que yo le había enviadoAsí tuvieron la idea de Woowos, una forma más segura de comunicarse con los contactos pero manteniendo un control más estrecho sobre la privacidad. Comenzaron a desarrollar su idea, que gustó mucho, pero el trabajo ha sido duro.
“Nos han comparado mucho con Whatsapp, claro, y eso supone una exigencia muy alta, así que hemos trabajado para ser buenos en todos los aspectos: velocidad, servidores, diseño…”

"Para los que se han arrepentido de haber enviado un mensaje"

Y es que pretenden entrar en un sector donde la competencia es feroz, y habrá que ver si sus novedades son suficientes para conquistar al mercado. “Nuestra idea no es hacer la competencia a las grandes, pero sí creemos que tenemos un nicho de mercado importante, esa gente que entiende a la primera las ventajas de Woowos porque sabe de lo que hablamos. Son todos esos que alguna vez se han arrepentido de enviar un mensaje o una foto”.

Por lo visto, no son pocos: con su primera versión para iOS ya conquistaron a 60.000 usuarios. “Conseguimos bastante repercusión, pero nos dimos cuenta de que mucha gente no la usaba porque no teníamos versión para Android, lo que dejaba fuera a muchos de sus contactos. Y una app de mensajería en la que no están tus contactos no sirve para mucho”, reconoce Casanova. Así apostaron todo su esfuerzo en la versión para Android, que ya está lista y disponible de forma gratuita.

Ahora comienza el proceso de feedback de los usuarios y pulido de los últimos pequeños fallos. Casanova cuenta que tienen usuarios en más de 60 países: “Nos gusta pensar que en cada continente hay al menos una persona que utiliza Woowos. Ahora queremos que empiecen a ser muchos más”.

Fallo histórico contra Google reafirma la privacidad del Wi-Fi




Los abogados que se encuentran inmersos en las demandas contra Google por permitir que sus vehículos con cámaras recogiesen correos electrónicos y contraseñas de internet mientras fotografiaban barrios para los mapas de “Street View”  se encuentran a la espera para reanudar el caso, ahora que una corte federal de los Estados Unidos les ha dado la razón, fallando a su favor.
La Corte Federal de Apelaciones en San Francisco dijo el martes que Google no se limitó a escuchar comunicaciones de radio accesibles cuando recabó información del interior de viviendas de personas.

El fallo recoge que los dispositivos de Google "Descargaron información transmitida en redes de Wi-Fi no protegido que fue capturada por Google, incluidos correos electrónicos, nombres de usuarios, contraseñas, imágenes y documentos”. “Aun cuando es común para el público en general conectarse al Wi-Fi no protegido de algún vecino, el público en general normalmente no intercepta por error, almacena y decodifica información transmitida por otros dispositivos en la red”.

UNA DECISIÓN HISTÓRICA



Marc Rotenberg, director ejecutivo del Electronic Privacy Information Center (Centro de Información de Privacidad Electrónica), calificó el fallo del tribunal como “una decisión histórica para la privacidad en internet”.


“La corte dejó en claro que la ley federal de privacidad aplica a redes residenciales de Wi-Fi”, señaló. “Los usuarios deben ser protegidos cuando una compañía trata de capturar información que viaja entre su computadora portátil y su impresora en su casa”.
Un vocero de Google dijo el martes que los abogados del gigante de internet están “decepcionados por la decisión del Noveno Circuito y están considerando nuestros siguientes pasos”.
Google se disculpó por la intromisión, prometió dejar de recabar información y dijo que la recopilación de datos de las redes públicas de Wi-Fi en más de 30 países fue algo inadvertido, pero no ilegal. La empresa había llegado antes a un acuerdo de US$7 millones por vulnerar la privacidad de los usuarios.